EL DIOS DEL SIGLO XXI – FELIPE MUÑOZ
by Sablazo
EL DIOS DEL SIGLO XXI
Texto por Felipe Muñoz
Escrito para Sablazo, Crítica Cultural
“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.” Santiago 2:19
El Dios del siglo XXI tiene muchos nombres y formas. Una por cada nación de la tierra, por cada pueblo y cultura. Pero no se confunda: este Dios es uno solo y su reinado será largo y tenido. Su poder alcanza todos los rincones, determina todos los destinos. De alguna u otra manera terminamos siempre atados a su voluntad, a su lógica y a sus reglas.
Mujeres y hombres de todo el planeta lo llevamos en nuestros corazones y en nuestros bolsillos, nos aferramos a sus diversas representaciones, elevamos plegarias en su nombre y mantenemos vivos los rituales de su religión.
Él dice quién come y quién no. Quién se arropa con fastuosos vestidos y quién debe deambular desnudo por la vida. Quién agrada a sus semejantes y quién merece estar solo. Quién puede conocer el mundo y quién esta condenado a una realidad poco más allá de sus narices.
Cuando enfermamos, solo recibiendo su bendición podremos salir avante. El que no esta con él, debe resignarse a esperar la muerte, sea lenta, por culpa de la terquedad de la vida, o súbita, gracias al carácter burlón de la suerte.
Este Dios (repito: que es uno solo) elige a nuestros gobernantes, da forma a nuestros ídolos y materializa a nuestros héroes. Edifica nuestras casas, educa a nuestros hijos, entretiene nuestros espíritus de mil maneras. Nos concede la gracia de creer que somos felices, de no tener que pensar en un porvenir, de vivir el presente. Puede quitarnos la memoria si así lo queremos, o llenarnos la cabeza con un sinfín de historias convenientes.
Su credo logró propagarse hace siglos y ahora sus mandamientos se transmiten sin mucho esfuerzo de generación en generación. En cada esquina elevamos altares a su imagen, atesoramos su figura y defendemos su creencia como una leona a sus cachorros.
Las sociedades benditas por este Dios florecen como un jardín en primavera, sus miembros son robustos y agraciados. Aquellas que han perdido su favor pasan a ser presa fácil del caos, la desesperación y el hambre.
Elevemos pues nuestras plegarias, con la confianza de saber que el destino del mundo esta en buenas manos y mantengamos en circulación su palabra por la redención diaria de nuestras almas. Así evitaremos caer en desgracia con nuestro Dios y podamos (al menos) costear nuestra santa sepultura.
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